Tuesday, November 6, 2012

Hay que soltar para avanzar

Esta es la historia de una profesional que tuvo algunos reveses en su carrera y en su vida personal. Ya habían sido 15 años de matrimonio y otro tanto con su empleador. Un día se dio cuenta que ya no era la mujer feliz que solía ser. Había perdido brillo tanto en su vida como en su profesión. La gente cercana a ella lo notaba y en confianza le decían que debía hacer algo por recuperar el control de su vida. ¿Cómo se daban cuenta de esto? Pues Carolina había subido mucho de peso, a sus amigos casi no los frecuentaba, siempre encontraba un pretexto para no hacerlo, con sus familiares era cortante en extremo y en su trabajo qué decir, aunque seguía cumpliendo, parecía haberse quedado en la obsolescencia.

¿Qué pudo haberle pasado? Se preguntaba su jefe. En verdad no entendía el cambio, porque de un tiempo para acá Carolina era cada vez más reservada.

Lo que notaba era que en las juntas ella estaba pero no estaba. Su energía había disminuido bastante. Su equipo ya no la admiraba, sentían que ya no quería aspirar a nada y lo único que hacía era regañarlos.

Pero su jefe recordaba que no hace mucho, estaba en la línea de sucesión directa a su posición. Que la admiración del equipo ejecutivo estaba presente y que además era reconocida por su talento y contribuciones.

Haciendo memoria, Pepe, su jefe, recordó que hace un año Carolina le comentó que no estaba muy bien en casa, que ya no lograba entenderse con su marido y que sus hijos ahora en la adolescencia se habían vuelto cada vez más insolentes y no podía controlarlos. Eso la tenía desesperada. En ese momento Pepe no prestó mucha atención y solamente le dijo que todo se resolvería de la mejor manera. Que no se preocupara.

¿Será posible que esto realmente afecte la vida profesional de una mujer? ¿Qué es lo que tiene que soltar para avanzar? ¿Será que no tiene remedio su situación familiar? ¿Qué tendrá Carolina?

Algunos expertos dirían que Carolina sufre de una depresión exógena que le ha quitado su facultad de discernimiento y comunicación.

Otros dirían que en su momento de vida se encuentra justo en la tablita de un divorcio y un revés profesional.

Algunos más pensarían que este tema es pasajero y que el tiempo será el responsable de curarlo.

Si hiciéramos un análisis de la información que poseemos. Diríamos que Carolina de 45 años está en un momento de vida crucial para definir hacia donde se dirige su vida, se cuestiona por qué no ha sido capaz de educar a sus hijos y se siente responsable en totalidad por ello, pudiera pensar que si no es capaz de educar a sus hijos, cómo sería capaz entonces de dirigir un área con mayores responsabilidades. Con su esposo no ha encontrado los canales adecuados para comunicar sus inquietudes. Carolina no estaba acostumbrada a mostrar ninguna debilidad con nadie, ni siquiera con su esposo.

Pues bien, este es un fenómeno social recurrente en hombres y mujeres y esta directamente relacionado con la idea de atarse a los éxitos del pasado, a lo bien que se controlaba todo y al prestigio ganado en el tiempo como los principales obstáculos que evitan que las personas tengan apertura para seguir aprendiendo.

En el caso de Carolina estos logros y prestigio ganado en su profesión y vida familiar eran fundamentales para seguirse viendo como una mujer perfecta, incapaz de tener en su vida una “derrota”. Ahora con la dificultad que representa la educación de los hijos en la adolescencia, en donde no sabe qué hacer, ni con quien hablar, su nivel de angustia y desesperación aumentan. La decisión que ella ha tomado es no revelar su problema para encontrar solución.

Otra “derrota”, la poca comunicación en casa. ¿Cómo resolverlo?

Cuando la pareja no encuentra mecanismos para resolver sus dificultades porque en el pasado ya habían "agotado" todas las posibles conversaciones y dejan de ser equipo, éste también se convierte en un obstáculo para el bienestar, para avanzar en la vida y sentirse en control de las cosas importantes. ¿Quién debe dar el primer paso?

¿Qué hay que soltar para avanzar? ¿No se pueden las dos cosas? ¿Equilibrar la vida personal y la profesional?

Algún día una jefa me dijo que ella lo ha logrado porque hace mucho lo que ella soltó fue la perfección. Su frase era. "Yo hace mucho que deje de SER PERFECTA". En la vida te puedes equivocar, lo importante es que lo reconozcas, hagas los ajustes, aprendas y sigas avanzando.

Los estereotipos sociales determinan en gran medida el estándar que hombre y mujer deben cubrir, las personas con alta exigencia para sí mismo y para los demás a veces tienen como una dificultad clara para avanzar, su deseo por ser los mejores, por ser perfectos. Dejan de aprender pensando que ya lo saben todo. El camino para seguir avanzando es reconocer que puedes seguir aprendiendo, que puedes aceptar las diferencias de pensamiento y dejar de exigirte tanto para agradar a los demás.

¿Te parece esto algo actual? ¿Qué deben aprender las mujeres de otras que ya han pasado por esto? ¿Qué deben aprender los hombres para apoyar a las mujeres con talento a seguir creciendo sin afectar su vida personal? ¿Qué deben aprender las organizaciones para tener soluciones integrales para este apoyo?

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Mario A. Ortiz, Coach

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