Una gran
celebración de fin de año lo hizo estremecer. Era el año 2003 y Pepe estaba
encantado por los resultados con los que su organización cerraba el año. Todos
hablaban del crecimiento de doble dígito que habían tenido, de los
reconocimientos que en diversos foros recibirían por haber estado en las
iniciativas más importantes en responsabilidad social, ayuda comunitaria y por
las prácticas que su empresa hacía para asegurar un gran ambiente de trabajo
para sus empleados. Todos tenían esta sensación de logro, de que algo
importante se había hecho realidad a pesar de las circunstancias, de los
competidores, de las regulaciones cambiantes e incluso a pesar de la gente que
no creía que algo así podía alcanzarse.
Esa noche
Pepe se puso a pensar acerca de él y de sus propios resultados, él sabía que le
ponía mucha atención a las finanzas y a los números de su organización, claramente
aprendía de ellos y lograba establecer planes de acción con mejores rutas de
decisión para su empresa. Y claro que estaba contento por eso, lo que él se
preguntaba era ¿Cómo le había ido a él? ¿Qué podía celebrar? ¿Cómo fue su
crecimiento personal y profesional contra el año anterior?
Con esa
inquietud que lo caracterizaba se puso a idear su propia herramienta para
traducir eso en algo práctico que lo pudiera hacer responsable de su propio
desarrollo profesional.
Esta idea
consistía en establecer su propio indicador de rentabilidad personal y de un
análisis de las circunstancias que lo hacían estar donde estaba.
Es así que ideó lo que llamaría su brújula, una
vista de su trayectoria profesional sencilla y práctica que lo hacía entender
mejor en donde estaba parado y cómo iba respecto a su plan personal de largo
plazo.
Esta
herramienta consistía en cuatro partes fundamentales.
I.
TABLA
DE RENTABILIDAD: En la que ubicaba cuatro datos importantes. Año, Ingreso
mensual, Porcentaje respecto al año anterior y su edad de acuerdo al año
correspondiente. Con ello lograba identificar si en términos de ingreso para
él, había avance o retroceso de manera anual.
GRÁFICO DE TRAYECTORIA LABORAL.
Visualizar los datos en una gráfica le permitía entender su situación actual, y
aprender de los momentos críticos o de aquellos en donde hubo una celebración
por algún cambio o promoción.
PREGUNTAS DE REFLEXIÓN. Él sabía que
no todo es el dinero, si bien es un reflejo de su esfuerzo, Pepe quería saber
qué tan responsable era de esto. Y se planteó las siguientes preguntas
generales. ¿Te has puesto a pensar cómo
ha sido tu trayectoria profesional? ¿Cómo te has preparado? ¿Qué tanto has
crecido en los últimos años? ¿Sabes qué tan responsable has sido en este
proceso?
PREGUNTAS ESPECÍFICAS POR ÁREA DE
VIDA. Si bien las preguntas anteriores le ayudaban a entrar en el proceso
reflexivo. Las siguientes aún eran más enfocadas y lo ayudaban a tener un
panorama de mayor perspectiva. Para hacerlo más sencillo las fue categorizando
de la siguiente manera:
a. Preparación: ¿Qué escolaridad
tenías? ¿En ese año que estudiaste? algún curso, taller, diplomado relacionado
con lo tuyo?
b. Posición ocupada: ¿Qué posición
ocupas/ocupabas ese año?
c. Sucesos relevantes: ¿Qué sucedió ese
año? Te casaste, terminaste tu tesis, tuviste un hijo, iniciaste un negocio?
d. Actividades Extra: ¿En qué actividad
participabas? Grupo, Asociación, Deporte (práctica constante), Música, etc.
e. Mis Arendizajes: ¿Qué aprendiste ese
año de ti como persona, como profesional, como amigo? ¿Qué nuevo talento
descubriste en ti?
Pepe
entendió que el principal compromiso de desarrollo era con él mismo, claro que
podía alegrarse y sentirse orgulloso de los resultados de su organización, y además podía sentirse igual o más
satisfecho porque eso también contribuía con su propio bienestar personal y
profesional.
Finalmente, y al margen de la historia, quiero compartirte que en la
actualidad existe una gran diferencia entre el contrato que una persona decide
realizar con quien es o será su empleador, su negocio o su actividad
profesional. Este contrato trata de que en la medida en la que la organización
crece, el individuo crece. Y no porque la organización trace los planes de
crecimiento del individuo, sino porque el individuo reconoce que la
organización es el campo en donde puede experimentar su crecimiento no solo
financiero sino personal y de trascendencia. Cuando el individuo reconoce que
su organización no cuenta con estas condiciones decide seguir su camino de
crecimiento. Lo mismo es cuando la organización se da cuenta que el individuo
ya no está a la altura de las circunstancias lo deja ir. Entonces la gran
realidad y reto es que organización e individuo se entrelacen para que ambas
historias sean duraderas y de largo espectro y que el éxito de uno sume al
éxito del otro.
¿Quieres utilizar la herramienta? con gusto te la comparto, solamente escríbeme.
mdomario.ortiz@gmail.com
Mario A. Ortiz, Coach Equipo ONCE y mentor Homework
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